Cada día la indignación es mayor, sabemos que vivimos en el 2018 porque llevamos móviles de última generación y vehículos con eco-consejos, si no fuera por eso diría que a este país se le paró el reloj hace dos siglos.
Los derechos de los ciudadanos se vulneran sistemáticamente, trabajadores esclavizados, empresarios fraudulentos, políticos a los que les sale la mierda por las orejas y aquí no pasa nada. Bueno si, una dimisión por dos cremas faciales. Eso sí es importante y vergonzoso, lo demás queda impune.
Y la sociedad, está ciega, sorda y muda. La desidia se ha apoderado del mundo.
Somos simples amebas.
La justicia no es justicia, no hay amparo posible. El infractor sale beneficiado en detrimento de la víctima e incluso del propio estado, lo vemos todos los días con los fraudes a Hacienda y a la Seguridad Social por parte de empresarios corruptos que salen impunes mientras el trabajador es apuntado con el dedo.
Las violaciones no son violaciones sino luchas por defenderte. ¡Debes ser torturada, lesionada, traumatizada, mutilada y matada y aún así, ya veremos si no terminas siendo culpable de provocación!
Algún juez habría que preguntarle ¿qué condena le impondría si le hubiera sucedido a su hija, o hubiera sido hija de algún rey o presidente?
Y aquí no pasa nada, te encierras en casa y cierras la puerta, y no ves nada. Pero cuidado cualquier día un fondo buitre viene y te desahucia!
Nadie está libre de sufrir una injusticia a diario, bueno, nadie no. Si eres hijo, hermano, primo o yerno de algún baranda de medio pelo te libras.
Así vivimos y así nos conformamos. En el país donde los chorizos campan a sus anchas y los cerdos conducen vehículos de gama alta, los trabajadores pasan penurias para llegar a fin de mes pero trabajan como esclavos para llenar las barrigas de quienes imponen leyes, mordazas y reformas laborales. Con dietas que superan con creces el salario mínimo interprofesional. ¡Eso sí es decente, honesto y justo!
Se han cargado el estado de derecho, basado en una constitución obsoleta, que se respeta de forma sesgada y a conveniencia del color del momento.
El pueblo tiene la llave del poder y la regala, tenemos lo que nos hemos ganado a pulso.
¡A nuestros abuelos les daría vergüenza levantar la cabeza de su tumba o fosa! Tanto esfuerzo y tanta lucha para nada.
¡Seamos nosotros los que digamos basta!
Levantémonos de nuestra butaca y tomemos las calles, porque si la política no llega a las calles, las calles irán a la política.
El mundo es nuestro y no lo sabemos.
¡Ahhh y si hace falta lo decimos rapeando!
Aunque decir lo que uno piense y sienta sin violencia implique que nos acusen de terroristas y tenga una pena de cárcel superior a la pena de abusos continuados!
Con su actitud , su falta de empatía y autocrítica hacía el pueblo están provocando una incitación al odio que ya no pueden controlar.