POR UN RETORNO SEGURO

No podemos empezar este escrito sin un recuerdo especial para aquellos afiliados y compañeros del sector que han perdido a algún familiar o ser querido, o que han padecido de cerca las consecuencias del Covid-19. Toda la sociedad está realizando un gran sobreesfuerzo para limitar el alcance de la pandemia y en especial el personal sanitario, esquilmado tras años de recortes en la sanidad pública.

Debemos ser conscientes de la gravedad de la situación en la que nos encontramos y que todavía no hemos superado. Tiene que quedar muy claro: esto no es el verano del 2019 pero con mascarillas. No se puede frivolizar ni minusvalorar los riesgos de contagio que estamos asumiendo todos con el retorno a la actividad laboral.

Somos conocedores de las penurias y dificultades de muchos compañeros. Todavía, a día de hoy hay muchos trabajadores del sector de las autoescuelas no han cobrado nada del ERTE y sus economías familiares están seriamente resentidas.

EL COCHE, EL GRAN OLVIDADO

Los protocolos que CNAE ha firmado con los grandes sindicatos centran sus medidas en las aulas y oficinas cuando lo que realmente preocupa a la ciudadanía y a los profesores es cómo se va a proteger la formación en los vehículos donde es obvio que no se pueden respetar las medidas de distanciamientos social que recomienda Sanidad. “Que las indicaciones se den mirando al frente” ¡¡ Eso nos lo dicen a unos profesionales que tiene que estar constantemente vigilando las lateralidades del vehículo… ¿Saben de qué nos duele el cuello a los profesores?¿Saben la importancia que tiene para un profesor el retrovisor izquierdo del alumno?¿Que miremos al frente? ¿Qué? ¿Hacemos apnea para mirar el retrovisor del alumno?

Los especialistas en prevención y riesgos laborales califican el interior del vehículo como un espacio confinado de alto riesgo de contagio biológico. Si en el coche entra un alumno o un profesor contagiado por covid las posibilidades de transmisión a terceros son muy altas. Próximamente la autoridades sanitarias aplicarán cuarentenas a aquellas personas que hayan estado más de 15 minutos a menos de dos metros con aquellos pacientes que den positivos en los test. Una circunstancia que se da dentro del vehículo de formación práctica y que puede implicar que muchos compañeros tengan que guardar confinamientos preventivos.

Poco se dice en los protocolos en el interior del coche o, por ejemplo, de los aires acondicionados, un elemento altamente sensible por el peligro de contagio y nada recomendable su uso. Si tenemos que trabajar durante el verano sin poder usar los elementos de refrigeración, el estrés térmico, unido a los EPIs, va a dificultar mucho nuestra labor.

PRECARIEDAD Y RIESGOS LABORALES

Cualquier técnico en prevención y riesgos laborales sabe que las condiciones laborales son un factor añadido en la ecuación total de la seguridad en el trabajo. Lo vamos a decir bien claro: la precariedad laboral que ha azotado nuestro sector históricamente es ahora también un problema sanitario.

Como es bien sabido en nuestro sector existen muchas empresas que todavía pagan a sus profesores por clases. Es lo que dentro del mundo de las autoescuelas se conoce coloquialmente como ir a tickets. Esta práctica, totalmente ilegal, implica que el profesor cobra un precio fijo por cada clase realizada y no por los tiempos de trabajo. Si trabaja cobra y si no trabaja no cobra. Eso implica, en muchas ocasiones, que el trabajador no cobra los tiempos de trabajo asociados a las clases ni puede disfrutar de los derechos laborales com las horas extras pagadas como extras, las bajas laborales, las vacaciones, los festivos o los permisos retribuidos del Convenio.

Hoy en días las clases son de 45 minutos o 1 hora en la mayoría de las autoescuelas y el Convenio marca una jornada laboral máxima de 7 horas. A nadie se le escapa que a mayor número de clases y más cortas las mismas, mayor es el grado de exposición del profesor de formación vial. Así, para una jornada legal, el profesor de formación vial puede tener que cambiar de alumnos entre 7 y 9 veces al día cuando los cambios se hacen en caliente sin tiempos de descanso entre alumnos,- una práctica muy común.

Desde hace años los sindicatos venimos denunciando las jornadas laborales extenuantes de sol a sol. Muchos compañeros se ven obligados a empezar de madrugada y a cerrar sus autoescuelas, haciendo 12 o 16 alumnos al día para llevarse a casa un salario de subsistencia o a trabajar los sábados de forma sistemática. Esto, multiplicado por el número de coches y profesores que tenga la autoescuela, nos puede dar una idea del riesgo exponencial.

¿Por qué la precariedad laboral en las autoescuelas es un problema sanitario en la actualidad? Porque si se mantiene la práctica habitual de muchas autoescuelas de pagar por clases, y los tiempos de limpieza y desinfección (igual que muchos otros) no son remunerados, es difícil que la buena voluntad del profesor sea suficiente para garantizar unos estándares mínimos de calidad en las higienes. Estos profesores que cobran por clases van a tener que añadir a sus ya largas jornadas de trabajo de hasta 16 alumnos los tiempos de limpieza, higienización y ventilación. ¿Alguien se subiría a este coche con garantías dentro de 2 meses?

Si pensamos en dos autoescuelas, una que hace las cosas bien y legales, y otra que paga por clases y sin calendario laboral para sus profesores con jornadas de sol a sol ¿Cuál tiene más riesgo que sus alumnos y trabajadores se contagien por coronavirus? ¿Garantiza el sistema de pago por tickets que se cumplan con las garantías que exigen las higienes y desinfecciones? Con 15 alumnos por día, y de 5 a 6 días por semana ¿Se pueden asegurar que se cumpliran los protocolos de prevención de riesgos laborales si estos tiempos no son tiempos remunerados para el trabajador? ¿Cuál va a ser ahora la jornada laboral de estos trabajadores si además tienen que añadir estos tiempos de trabajo no remunerados a sus jornadas que ya eran extenuantes antes de la crisis sanitaria?

En las autoescuelas en las que se respeta el Convenio de los trabajadores y cuentan con Planes y Delegados de prevención de riesgos laborales existen mayores garantías sanitarias. Estos empresarios son conscientes que van a tener que añadir los tiempos de higiene y esterilización y que, como está prohibido alargar estructuralmente la jornada laboral, van a tener que asumir una reducción de las horas lectivas mientras aumentan los costes. Y también saben, que esto no hace sino empeorar la anterior competencia desleal basada en la precariedad laboral, que permite tumbar los precios en el mercado a aquellos empresarios que no cumplen la ley. Muchos negocios y sectores laborales van a verse afectados por las limitaciones y costes añadidos. No es lícito ni ético que algunos empresarios sin escrúpulos quieran imputar estas cargas a sus trabajadores y competir deslealmente. El drama es que ahora tenemos entre las manos un problema sanitario.

Tenemos, ciertamente, un problema sanitario asociado a la precariedad del sector. Pero también tenemos una oportunidad para que todas las empresas empiecen a cumplir la ley y competir en otra liga que no sea la de la precariedad laboral.

LA CONFIANZA DEL ALUMNADO Y LA SOCIEDAD

Ante la necesidad de reiniciar la actividad de las autoescuelas en un contexto de crisis sanitaria es fundamental que nos ganemos la confianza de los alumnos para ofrecer entornos seguros de aprendizaje.

Por las características de nuestro trabajo estamos en contacto con todos los sectores de la población y pasan por nuestras manos muchos alumnos con diferentes problemáticas. Si no se hacen bien las cosas y las autoescuelas aparecen públicamente como un vector de contagio perderemos la confianza de nuestros alumnos que aplazarán la obtención del permiso si no es prioritario para ellos.

Es muy posible que amplios sectores de la población, que han sido golpeados económicamente, aplacen la obtención de sus permisos si además no perciben las autoescuelas como un lugar seguro de formación. Nosotros somos un sector privilegiado porque no perdemos a los alumnos, vendrán más adelante. Como decimos entre nosotros, las autoescuelas son como las funerarias, todos pasamos por ahí, la diferencia es que puedes escoger el momento. Si se hacen bien las cosas podremos mantener y repartir la carga de trabajo mientras damos garantías a nuestros usuarios.

Las empresas del sector que pagan por clases y no respetan los tiempos de trabajo de sus profesores son ahora mismo un peligro sanitario. Pero sobretodo, son un peligro económico para la reputación de las autoescuelas que sí lo intentan hacer bien y que cumplen con las normas laborales y sanitarias. Si las autoescuelas aparecen ante la población general como un foco de contagio seremos todo el sector quien asuma las consecuencias.

Como sociedad debemos asumir que si no hacemos bien las cosas podemos vernos obligados a dar pasos atrás en la desescalada, llegando incluso al confinamiento otra vez para el otoño. Cada vez hay más expertos que alertan del peligro de una segunda oleada. Como empresarios de las autoescuelas ustedes tienen la obligación de salvaguardar la seguridad de los alumnos y los trabajadores para garantizar la viabilidad económica del sector. Nosotros como trabajadores, tenemos la obligación también de cumplir escrupulosamente con las indicaciones de los Delegados de prevención de riesgos laborales para reducir al máximo el riesgo de contagio.

A nuestros alumnos les damos un consejo sanitario que se testea con una sola pregunta a su profesor vial: ¿Cobras por clases o te respetan el Convenio? La respuesta puede salvarte de un grave disgusto a ti y a tu familia, escoge bien tu centro de formación.

– Máximas garantías de protección para los alumnos y trabajadores.

– 6 horas lectivas como máximo para no aumentar la exposición de los trabajadores.

– No a las horas extra mientras dure la crisis sanitaria.

– Teletrabajo para el personal administrativo.

– Conciliación de la vida laboral y familiar para quienes tengan menores a cargo.

– Protección para los trabajadores especialmente sensibles y prejubilaciones voluntarias.

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